Desde hace unas décadas, las prácticas culturales contemporáneas han incluido en su agenda artística la cuestión ecológica y el activismo medioambiental. De la misma forma, también han introducido, el concepto de ruralidades en clave de área de trabajo y reflexión. Éste es el paradigma general del que parte la exposición El valor de la sal que se podrá ver en Lo Pati Centro de Arte de las Tierras del Ebro del 25 de febrero al 30 de abril. La muestra recoge el punto de vista de ocho artistas -nacionales, internacionales y de muy diversas generaciones- sobre la importancia de los salobrares tanto desde el punto de vista antropológico y cultural, como en la generación de hábitats de gran biodiversidad.
La exposición está comisariada por Juan Guardiola, historiador del arte, ex director del Centro de Arte y Naturaleza (CDAN) de Huesca y actual director de la Fundación Díaz Caneja de Palencia, e incluye las siguientes instalaciones:
El capítulo del mar de Bárbara Fluxá (Madrid, 1974) centra su mirada en el Parque Natural de las Salinas de Santa Pola y La Mata y Torrevieja, en Alicante, y en la compleja eco-dependencia que se establece entre la actividad de la industria salinera y el ecosistema natural que genera. La instalación va acompañada de una proyección de vídeo en el suelo que muestra imágenes macro y micro de las salinas filmadas con plano cenital.
La sal de Carmen Laffón (Sevilla, 1934 – Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 2021) presenta cuatro dibujos de carbón sobre papel con imágenes de las Salinas de Bonanza, en la desembocadura del río Guadalquivir, entre Cádiz y Huelva. Las piezas se convierten en un amplio estudio de las salinas y de su singularidad geográfica, con una historia que determina la realidad física, económica y social de este territorio.
Vigilaban en la última luz la aparición del espejismo de Cristina Mejías (Jerez de la Frontera, 1986) es un vídeo que vincula el mito de la Atlántida con las Salinas del Monte Algaida, próximas a las de Bonanza, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), El artista utiliza la realidad y la ficción para especular entre el objeto y su representación, que ve en la sal una metáfora del desaparecido continente.
Salario de Eva Lootz (Viena, 1940) se articula en torno a una escultura efímera, formada por montículos de sal colocados sobre unos trozos de viga de madera. Estas piezas están iluminadas por unos reflectores de luz, y se muestran junto a una serie de ramas colgadas, para poder iniciar el proceso de cristalización. El artista también presenta una serie de fotografías de gran formato de las Salinas de Torrevieja, del año 1984.
Alrededor de las salinas de Jacinto Esteva (Barcelona, 1936 - 1984) es una película antropológica filmada en los años sesenta que utilizaba un salobrar de Eivissa, como punto de partida para realizar una descripción física y geográfica de la isla . Para el cineasta catalán, la producción de sal es una excusa para la denuncia de las condiciones laborales y explotación de los trabajadores durante la dictadura franquista.
Cotacero de Jorge Yeregui (Santander, 1975) incluye fotografías, mapas y textos para establecer un recorrido por la bahía de Cádiz. Las imágenes de la serie muestran la transformación del paisaje, que comienza con la implantación de una industria salinera en 1924 y continúan con la explotación agrícola, la línea eléctrica, la autopista, la industria naval, las viviendas y la declaración de Parque Natural.
Madre sal y Cartografía de la sal de Lucia Loren (Madrid, 1973) busca la relación de la sal con la ganadería. Unos senos cortados en la roca de sal son semienterrados en un prado, mientras se registra con fotos y vídeo cómo los animales herbívoros transforman su superficie al chuparlos y obtienen los elementos minerales necesarios que facilitan su crecimiento.
Las Puntas, Fuencaliente y Los Cocoteros de Luna Bengoechea (Gran Canaria, 1984). El artista viaja a las salinas de las islas de Hierro, La Palma y Lanzarote para dibujar pájaros migradores hechos con sal local ya gran escala. Los dibujos evocan las siluetas de las aves, que realizan parada estacional. La intervención es tan efímera y desaparece con el viento y la lluvia. Bengoechea ha filamt todo el proceso.
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