Miguel Aparicio: el hombre de los ‘Phonópodos'

Residencias creativas Eufónic / Lo Pati 2024

Desde el origen de los tiempos que el mundo subacuático ha generado un mar de dudas y especulaciones. Con los años, la adaptación del hombre bajo el agua nos ha permitido descubrirlo, primero a través de la fotografía y más tarde con las cámaras de video estancas. Y a pesar de eso, los medios sumergidos todavía nos parecen fascinantes y misteriosos. Y es en este submundo lleno de incógnit

Desde el origen de los tiempos que el mundo subacuático ha generado un mar de dudas y especulaciones. Con los años, la adaptación del hombre bajo el agua nos ha permitido descubrirlo, primero a través de la fotografía y más tarde con las cámaras de video estancas. Y a pesar de eso, los medios sumergidos todavía nos parecen fascinantes y misteriosos. Y es en este submundo lleno de incógnitas de donde parte el nuevo proyecto que el artista Miquel Aparicio, que se ha estado gestando a la residencia 'Baladre' del Delta del Ebro, en el marco de las residencias creativas Eufènic-Lo Pati 2024. Aparicio es realizador audiovisual y artista sonoro, cuenta con una intensa trayectoria de proyectos audiovisuales de documentales, creación sonora y lenguajes de programación e interactividad.

Durante su estancia al Delta, se ha paseado por la desembocadura del Ebro y ha tomado muestras de agua y barros de acequias, canales, arrozales y del mismo río. Y las ha analizado bajo el microscopio, con una mesa científica al lado, para identificar los insectos y otros indicadores ambientales. "En general, la biodiversidad es pobre y la calidad del agua mala", dice. Y para denunciarlo ha decidido visibilizar un submundo de insectos diminutos a través del arte sonoro y la tecnología.

Primero, ha grabado el sonido que emiten los insectos que ha encontrado a las muestras de agua con micrófonos subacuáticos: "He hecho con el sonido, lo mismo que hace un fotógrafo cuando utiliza un objetivo macro. Bajo el agua, hay insectos que emiten sonidos similares a los grillos o las chicharras y que no oímos porque se propagan en un medio que nos es adverso y en una intensidad imperceptible según los parámetros humanos". Después, ha recreado los sonidos a través de un proceso de síntesis tecnológica para hacerlos audibles para nuestros oídos. Y finalmente ha construido un ejercito de animalitos electrónicos y robotizados —a imitación de un zapatero (Gerris lacustris)— con dispositivos a las patas para propagar el sonido. Unos modelos que se articulan con varias piezas electrónicas, alambres, acoplados con altavoces móviles que emiten un zumbido creado artificialmente por ordenador. Los ha bautizado con el nombre de 'Phonópodos'.

Y con este proyecto —que se presentará en una acción performativa al Festival Eufònic, el jueves 11 de julio— Aparicio quiere estimular reflexiones sobre la conciencia respecto a la biodiversidad de aquellos medios que habitualmente no nos son accesibles. "Ignoramos la natura que no vemos y que no sentimos. Pero cada vez más, la ciencia y la tecnología nos permiten romper los límites de la percepción", explica. Pero de hecho, esta investigación artística también puede funcionar como parodia del tecno-optimismo y del culto a la tecnología como problema ambiental: "Si la tecnología puede llegar allá donde no llegamos los humanos, también nos servirá para encontrar soluciones a los problemas que plantea la crisis climática. Y esto nos puede desresponsabilitzar del que papel que nuestras acciones diarias juegan en la preservación del medio". Y de esta forma, Aparicio profundiza en el debate sobre el modelo económico extractivista y consumista a escala global que está acabando con los recursos del planeta.

as de donde parte el nuevo proyecto que el artista Miquel Aparicio, que se ha estado gestando a la residencia 'Baladre' del Delta del Ebro, en el marco de las residencias creativas Eufènic-Lo Pati 2024. Aparicio es realizador audiovisual y artista sonoro, cuenta con una intensa trayectoria de proyectos audiovisuales de documentales, creación sonora y lenguajes de programación e interactividad.

Durante su estancia al Delta, se ha paseado por la desembocadura del Ebro y ha tomado muestras de agua y barros de acequias, canales, arrozales y del mismo río. Y las ha analizado bajo el microscopio, con una mesa científica al lado, para identificar los insectos y otros indicadores ambientales. "En general, la biodiversidad es pobre y la calidad del agua mala", dice. Y para denunciarlo ha decidido visibilizar un submundo de insectos diminutos a través del arte sonoro y la tecnología.

Primero, ha grabado el sonido que emiten los insectos que ha encontrado a las muestras de agua con micrófonos subacuáticos: "He hecho con el sonido, lo mismo que hace un fotógrafo cuando utiliza un objetivo macro. Bajo el agua, hay insectos que emiten sonidos similares a los grillos o las chicharras y que no oímos porque se propagan en un medio que nos es adverso y en una intensidad imperceptible según los parámetros humanos". Después, ha recreado los sonidos a través de un proceso de síntesis tecnológica para hacerlos audibles para nuestros oídos. Y finalmente ha construido un ejercito de animalitos electrónicos y robotizados —a imitación de un zapatero (Gerris lacustris)— con dispositivos a las patas para propagar el sonido. Unos modelos que se articulan con varias piezas electrónicas, alambres, acoplados con altavoces móviles que emiten un zumbido creado artificialmente por ordenador. Los ha bautizado con el nombre de 'Phonópodos'.

Y con este proyecto —que se presentará en una acción performativa al Festival Eufònic, el jueves 11 de julio— Aparicio quiere estimular reflexiones sobre la conciencia respecto a la biodiversidad de aquellos medios que habitualmente no nos son accesibles. "Ignoramos la natura que no vemos y que no sentimos. Pero cada vez más, la ciencia y la tecnología nos permiten romper los límites de la percepción", explica. Pero de hecho, esta investigación artística también puede funcionar como parodia del tecno-optimismo y del culto a la tecnología como problema ambiental: "Si la tecnología puede llegar allá donde no llegamos los humanos, también nos servirá para encontrar soluciones a los problemas que plantea la crisis climática. Y esto nos puede desresponsabilitzar del que papel que nuestras acciones diarias juegan en la preservación del medio". Y de esta forma, Aparicio profundiza en el debate sobre el modelo económico extractivista y consumista a escala global que está acabando con los recursos del planeta.