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“Horitzons del Delta: arrossars i llapó” de Agustí Vizcarro
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“Horitzons del Delta: arrossars i llapó” de Agustí Vizcarro

Agustí Vizcarro en esta exposición presenta sus visiones sobre el paisaje del Delta del Ebro. La disposición y la mezcla de texturas y de materiales, en los cuadros pretende reproducir la vegetación, el agua, los paisajes, etc.

del 11 de mayo al 10 de junio de 2007

Museu Comarcal del Montsià. Amposta


Presentación

Un alquimista mediterráneo

La Punta del Trabucador es un museo de arte efímero. Sobre la arena se amontonan tesoros de origen diverso que el agua y el viento han decidido hacer emerger. Al día siguiente, con otra luz, otro mar y otra dirección del viento, es bastante probable que ya no queden restos de las performances aparecidas la mañana anterior. En este paisaje como en ningún otro del Delta del Ebro, la naturaleza se revela como una sabia coleccionista de piezas de arte povera.

Vizcarro lo sabe, y por eso muy a menudo siente la necesidad de acercar a él. "Venir aquí es como volver otra vez al principio", confiesa. El espacio tiene el magnetismo de deshacer los enredos que de vez en cuando se amontonan en su mundo creativo. El artista se deslumbra ante el proceso de "refinamiento inimitable" del mar y el viento, sólo ellos son capaces de dar unas texturas únicas a los elementos que, arrastrados hasta las playas, quedan a la intemperie. Vizcarro le tiene respeto al agua, y admira su poder regenerador. Del viento, imprevisible y devastador, valora su capacidad moldeadora. Sin embargo, con quien mejor se entiende es con el fuego. No en vano, las raíces artísticas de Vizcarro hay que buscarlas en el taller de su abuelo, que era herrero de la Ràpita. Trabajando con el fuego, Vizcarro ha aprendido a ser paciente y a saber encontrar el punto justo de las cosas. "Cuando trabajas con el fuego, lo primero que aprendes es que, si te vas, te quemas ..."

Ver trabajar Agustí Vizcarro en su taller es dejarse seducir por un mundo de posibilidades que ni siquiera él controla. Siempre aparece un detalle, un pensamiento, una intuición, que le revela dónde se ha de dar el último golpe de mazo para doblegar el hierro. La lección es clara: aguantar. "Si no te escapas, las chispas te evitan y no te impacta nunca". Resistir, esperar para saber. Tanto es así que Vizcarro entendió que, del fuego de San Juan, más que las llamas, a él le convenía esperar las brasas. De las llamaradas de su pueblo, recogió hace ya años unos cuantos somieres quemados que fueron la base de algunos de sus murales más característicos. En un nuevo proceso de aprendizaje, justamente fueron los somieres, los hierros moldeados aleatoriamente por el fuego, los faros que le indicaron la ruta de los "horizontes del delta", los viajes desde la abstracción hacia los paisajes mentales que él atesoraba de la bahía de los Alfaques.

Agustí Vizcarro ha viajado por todo el mundo exhibiendo sus trabajos de forja, sus esculturas y sus murales, pero siempre ha vuelto a la casa-taller del Saliner. Con la vocación de abrirse a nuevas culturas, ahora ensaya una fusión entre su universo creativo y la herencia cultural del mundo islámico; sus nuevos murales mezclan tonalidades de atardecer otoñal en las lagunas del Delta con fragmentos de alfombras bereberes.

Vizcarro se lamenta a menudo del progreso irracional, de la levante que quizás algún día colgarà el Trabucador para siempre. El artista se entristece por el hecho de asistir a un proceso de transformación del entorno que cree que es poco responsable con el medio ambiente: "hay días que miro hacia mi pueblo y no lo encuentro ..."

Por todo ello, podría concluirse que el viaje creativo de Vizcarro es circular: del agua al fuego, con el permiso del viento, para volver a la tierra. Una tierra húmeda, quizá también efímera, de la que agradece poder aprender permanentemente "texturas y composiciones que sólo se encuentran paseando por la ribera".

"Cuando no estoy aquí, tengo nostalgia de esta paz y este silencio", confiesa Vizcarro.

 

Santi Valldepérez

 

Nota informativa

EXPOSICIÓN “HORITZONS DEL DELTA: ARROSSARS I LLAPÓ” DE AGUSTÍ VIZCARRO

Del 11 de mayo al 10 de junio de 2007

Museo Comarcal del Montsià

Nacido en Sant Carles de la Ràpita en 1945, Agustí Vizcarro es pintor de técnica mixta y escultor de forja. Ha realizado exposiciones en: Barcelona, ​​Palau de la Virreina, Madrid, Centro Catalán; Hamburgo, Galería La Latina; Tortosa, Palacio Oliver y Boteller; Reus, Palau Bofarull; París, Espace Culturel André Malraux, etc. Tiene obra en el Museo de Arte Contemporáneo de Vilafamés y al Museo Contemporáneo de Tarragona; y esculturas en espacios públicos en Sant Carles de la Ràpita, Amposta y Barcelona.

Agustí Vizcarro en esta exposición presenta sus visiones sobre el paisaje del Delta de l´Ebre. La disposición y la mezcla de texturas y de materiales en los cuadros pretende reproducir la vegetación, el agua, los paisajes, etc. de esta zona y a la vez hacer que el visitante descubra y reconozca, a través de la luz y los colores, los lugares que, antaño, él había conocido del Delta.

Para él, la Punta del Trabucador es un museo de arte efímero. Sobre la arena se amontonan tesoros de origen diverso que el agua y el viento han decidido hacer emerger. Al día siguiente, con otra luz, otro mar y otra dirección del viento, es bastante probable que ya no queden restos de las performances aparecidas la mañana anterior. En este paisaje como en ningún otro del Delta del Ebro, la naturaleza se revela como una sabia coleccionista de piezas de arte povera.

Vizcarro lo sabe, y por eso muy a menudo siente la necesidad de acercar a él. "Venir aquí es como volver otra vez al principio", confiesa. El espacio tiene el magnetismo de deshacer los enredos que de vez en cuando se amontonan en su mundo creativo. El artista se deslumbra ante el proceso de "refinamiento inimitable" del mar y el viento, sólo ellos son capaces de dar unas texturas únicas a los elementos que, arrastrados hasta las playas, quedan a la intemperie. Vizcarro le tiene respeto al agua, y admira su poder regenerador. Del viento, imprevisible y devastador, valora su capacidad moldeadora. Sin embargo, con quien mejor se entiende es con el fuego. No en vano, las raíces artísticas de Vizcarro hay que buscarlas en el taller de su abuelo, que era herrero de la Ràpita. Trabajando con el fuego, Vizcarro ha aprendido a ser paciente y a saber encontrar el punto justo de las cosas. "Cuando trabajas con el fuego, lo primero que aprendes es que, si te vas, te quemas ..."

Agustí Vizcarro ha viajado por todo el mundo exhibiendo sus trabajos de forja, sus esculturas y sus murales, pero siempre ha vuelto a la casa-taller del Saliner. Con la vocación de abrirse a nuevas culturas, ahora ensaya una fusión entre su universo creativo y la herencia cultural del mundo islámico; sus nuevos murales mezclan tonalidades de atardecer otoñal en las lagunas del Delta con fragmentos de alfombras bereberes.

Por todo ello, podría concluirse que el viaje creativo de Vizcarro es circular: del agua al fuego, con el permiso del viento, para volver a la tierra. Una tierra húmeda, quizá también efímera, de la que agradece poder aprender permanentemente "texturas y composiciones que sólo se encuentran paseando por la ribera".

La exposición cuenta con obras de técnica mixta y piezas de forja. Además, incluye la proyección de un vídeo sobre el Delta del Ebro realizado por Santi Valldepérez y se han previsto también actividades didácticas pensadas para los alumnos de los bachilleratos artísticos de los institutos de enseñanza de Amposta.

 

Créditos

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Amposta, Pont de la Cultura Catalana

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