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"Personal geographies and other drawings" de Consol Rodríguez
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"Personal geographies and other drawings" de Consol Rodríguez

Como artista, Consol Rodríguez está interesada en comprender y reflexionar sobre las sutilezas del día a día y demás factores más complejos que conforman nuestra vida y el momento en el que vivimos. Su trabajo se puede considerar como un documento social y cultural sobre nuestra vida contemporánea

del 16 de julio al 21 de agosto de 2005

Museu Comarcal del Montsià


Presentación

CARTOGRAFÍAS DE LA AVENTURA URBANA
Desde que Gastón Bachelard publicara, a mediados del siglo pasado, su Poética del espacio, el ejercicio de la geografía ha dejado de pertenecer, en exclusiva, a las grandes operaciones de circunnavegación y descubrimiento, conquista y cartografía, colonización y bojeo. Ahora, sin el menor complejo, han adquirido rango mayor el mapa de la casa, el perímetro íntimo de las habitaciones, el recorrido entre los pasillos y las esquinas, el azaroso merodeo por los patios, el trayecto interior de los supermercados. Desde la geografía clásica –Herodoto incluido–estas zonas menores han intrigado a los maestros antiguos. Y ya en el Renacimiento, en su Summa Geográfica, Martín Fernández de Enciso identificó a la geografía como un asunto que “trataba largamente del arte de marcar”. Hay que decir, asimismo, que no tratamos sólo con una opción sino con una necesidad: la geografía crítica demostró a partir de los años 70 que, aún en la era de los satélites (o quizá por habitar en ella), una medición de la tierra a pie del terreno, sin duda mas rústica pero también más estricta, nos proporciona un mapamundi distinto al que conocemos.

Una geografía personal se alimenta de estos y otros antecedentes para establecer sus operaciones; y es consciente de que, para alcanzar sus objetivos, necesita administrar algunas sustituciones. Una de ellas, dejar a un lado la gran narrativa que acompaña a todo gran hecho geográfico para hacer resplandecer la narración menor de un viaje al supermercado, la secuencia de un robo, la anotación que deja constancia del habitáculo de un homeless, la crónica de una vida en la intemperie, las mil minúsculas historias que cifran los arcanos de una ciudad.

Desde tales estrategias, las geografías personales de Consol Rodríguez indagan situaciones diversas de Londres, y de los protagonistas de estas escenas de la vida posmoderna en la gran ciudad, a través de esa especie de loop infinito en el que consiste la vida cotidiana, con sus rituales apenas interrumpidos y su drama griego de andar por casa.

La ciudad de Consol Rodríguez se convierte en un puzzle evocador del modelo para armar de Julio Cortázar, en su reivindicación del triunfo de la geografía sobre la historia (el espacio sobre el tiempo). Por eso, parece adscribirse a la conversión de la odisea sucesiva de Julio Verne –La vuelta al mundo en ochenta días– en la cartografía simultánea de Cortázar: La vuelta al día en ochenta mundos. Para ello, Rodríguez no puede quedarse como un voyeur de las escenas que va atrapando en su cuaderno. El suyo es un mapa afectivo de Londres, por el que bascula entre su condición de “extraña” en esa plaza y la situación de quien ya está implicada en sus tramas y no puede dedicarse tan sólo a observar.

Imágenes de la fascinación, éstas son al mismo tiempo imágenes de la contradicción, del amor-odio que toda relación intensa provoca. Cartografía de las calles, sí, pero, sobre todo, cartografía de sus situaciones. Cartografía de las intimidades y a la vez cartografía del exhibicionismo de la multitud anónima. Cartografía del tránsito por la ciudad pero también cartografía de sus obstáculos. La ciudad real y la ciudad fábula. La iglesia y el ayuntamiento, el supermercado y el baño público, el comprador y el carterista, el homeless y la cajera.

La cartografía de Consol Rodríguez desvela lo que un callejero turístico es incapaz de ofrecer: el mal humor de un conductor de autobús, el arte del carterista, la provocación furtiva, el ralentí que impone el turista en la velocidad habitual del indígena de una ciudad. La suya es una geografía de la ciudad conocida y de la ciudad potencial, de aquello que la ciudad esconde y de lo que la ciudad anuncia.

Aquí resuenan los ecos de Borges –el mapa como reescritura del territorio–; Julio Cortázar –la simultaneidad del espacio en un reducido marco de tiempo–; Guy Debord –en sus avatares psicogeográficos–; Walter Benjamin –el verdadero plano de una ciudad es el que nos ayuda a perdernos–; o Lars Arrhenius –en el emplazamiento de un arte visual como narrativa de las circunstancias citadinas–.

En la disposición y fragmentación de las piezas que aquí encontramos, Consol Rodríguez propone un pequeño manifiesto sobre los usos de la vida urbana. Y al despojarlo de índice, nos ofrece una guía para errar –en el doble sentido de error y de vagar sin rumbo– por las páginas sin número que representan su narración.

Ante el despliegue de estas geografías, al espectador se le abre un horizonte para realizar su propia lectura, una lectura culpable, con sus propios ardides y su propio equipaje. Un firmamento desde el que se percibe, todavía, algún desplazamiento inédito por la aventura urbana.

Iván de la Nuez.

 

Nota informativa

La exposición "Personal Geographies and other drawings " organizada en el marco del Espacio de Artes Visuales, por el Ayuntamiento de Amposta, el Museo Comarcal del Montsià y Esardi, con el patrocinio del Departamento de Cultura, es fruto de la colaboración concertada con Consol Rodríguez al resultar ganadora del premio Bienal de Arte Ciudad de Amposta 2004.

Nacida en Barcelona en 1972, Consol Rodríguez, artista visual licenciada por la Facultad de Bellas Artes Sant Jordi de Barcelona, ​​vive y trabaja en Londres y Barcelona desde el año 2002.

Dedicada al pensamiento progresivo en arte, Consol Rodríguez está interesada en una práctica artística que refleje no solamente un compromiso con la calidad sino también una preocupación por la cultura en la que su trabajo aparece. Piensa en el arte como parte de una sociedad sana en la que el artista proporciona alimento intelectual al mismo tiempo que beneficio social.

Como artista, Consol Rodríguez está interesada en comprender y reflexionar sobre las sutilezas del día a día y demás factores más complejos que conforman nuestra vida y el momento en el que vivimos.

Su trabajo se puede considerar como un documento social y cultural sobre nuestra vida contemporánea y nuestro tiempo. Este trabajo es diverso y puede tomar la forma de dibujos que reflexionan sobre el momento y el lugar donde vive, acciones de intercambio que proponen un diálogo con el público, intervenciones públicas donde el artista y su práctica son un canal a través del qual el público en general diga lo que piensa, se erija en protagonista y colabore en la realización del mismo proyecto.

Los dibujos que muestra en el Museo del Montsià en Amposta, realizados a finales del año 2004 y durante el 2005, forman parte de un proyecto de larga duración - Personal Geographies and other drawings - que consta por ahora de más de 100 dibujos organizados en varias series.

Estas primeras series de dibujos, pueden ser descritas como narraciones menores que indagan situaciones diversas en la ciudad de Londres y de los protagonistas de sus escenas a través del sucederse infinito del día a día y la vida cotidiana en la gran ciudad.

Con estos dibujos, Consol Rodríguez inicia un proyecto que le gusta describir como la creación de un mapa afectivo o una geografía personal de la ciudad de Londres. Un mapa afectivo de la ciudad por la que los sujetos representados basculan entre su condición de extraños en esta ciudad cosmopolita y la situación de quien, a su vez, está implicado en sus tramas.

Este es un proyecto para la creación de una cartografía que se alimenta del día a día en la gran ciudad pero también de las contradicciones que conlleva vivir en una ciudad contemporánea postmoderna de las características de Londres. Es una cartografía de las calles pero también una cartografía de sus situaciones. Es una cartografía del tráfico en la ciudad pero también de sus obstáculos. Es una cartografía de la ciudad real pero también de la fábula que la ciudad ofrece. Una cartografía de las intimidades y una cartografía del exhibicionismo de la multitud anónima. Es una geografía de la ciudad conocida y de la ciudad para conocer, de lo que la ciudad esconde y de lo que la ciudad anuncia.

 

Créditos

Ajuntament d’Amposta

Generalitat de Catalunya. Departament de Cultura

Biennal d’Art Ciutat d’Amposta

Museu del Montsià

Escola d’Art i Disseny d’Amposta

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