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BIAM 1989 “Premio Bienal de Arte Ciudad de Amposta 1989”
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BIAM 1989 “Premio Bienal de Arte Ciudad de Amposta 1989”

Cuando hablamos en términos de arte, como en los de felicidad o belleza, no podemos aplicar el concepto de progreso. Parece evidente que un hombre del neolítico tenía la posibilidad de sentir una experiencia de felicidad tan intensa como la que puede vivir una persona de hoy.

del 29 de julio al 17 de septiembre de 1989

Museu Comarcal del Montsià


Jurado

Francesc Miralles, historiador, crítico de arte y director de la Escola Massana, Xavier Ricomà, director del Museo de Arte Moderno de Tarragona; Assumpta Rosés, crítica de arte, Josep Corredor-Matheos, escritor y crítico de arte; Daniel Argimon, pintor; Gerard Sala, pintor.

 

 

Premios y seleccionados

 

1er premio:

Juan Carlos Guerra

 

Menciones de honor:

1 ª mención: Javier Plana Calpera

2 ª mención: Marta Tous Pons

3 ª mención: Pere Folch y Pigue

 

Seleccionados:

Luis Vives Chillida

Francisco Royo Vilanova

Gerard Batalla Llasat

Joan Andreu Goikoetxea Lapaz

Gregorio Iglesia Mayo

Manuel Solà Moreno

Carme Grifeu Ribas

José Córdoba

Paulina Muxart Agell

Joan Casals Montes

Manuel A. Marqués Rullo

Josep Moreno Fernández

Amador G. Jordan

Andreu Queixalés Fuchs

Antoni Xaus Cuenta

José M ª Benet Espuny

Montserrat Fuster Pons

Carlos Gabarró Casals

José Luis Martínez Mallada

Jordi Fernández Estopa

Pedro Halcón Golondrina

Pablo Vilana Taix

José Martín Hernández

Josep Carles Guerra Rojas

José Estellas Salomón

Anna Comellas Alabern

Marian Marín Felipe

Montse Tranche Sapiña

Julia Calvet Escuin

 

Presentación

Cuando hablamos en términos de arte, como en los de felicidad o belleza, no podemos aplicar el concepto de progreso. Parece evidente que un hombre del neolítico tenía la posibilidad de sentir una experiencia de felicidad tan intensa como la que puede vivir una persona de hoy. También podríamos fácilmente ponernos de acuerdo en que una venus arcaica, o una Madonna del renacimiento, o el retrato de Marylin Monroe de Andy Warhold, por poner un ejemplo, tienen una calidad artística, un contenido simbólico y una capacidad expresiva comparables. No se pueden encontrar unas diferencias de valor como las que, en cambio, sí que afectarían a la evolución tecnológica y científica. En algunos momentos de la historia del arte ha parecido que el suceder de los estilos era un fenómeno de superación y perfeccionamiento, pero justamente en este siglo nuestro, saturado de producción artística y saturado también de información, se puede ver con más claridad que nunca como el arte cambia de apariencia, según las intenciones conceptuales, las circunstancias y los medios técnicos pero mantiene un fondo existencial y espiritual persistente, mientras juega con la ruptura y la recomposición de valores relativos que no afectan lo esencial del hecho, por mucho que altere las formas y hasta los conceptos.

 

Los cambios que a veces parecen grandes saltos adelante o atrás, son sólo efectos de los diferentes puntos de vista, prioritarios de motivaciones individuales o colectivas, o también la influencia de conocimientos y tecnologías aplicadas a la creación.

 

La abstracción o la figuración, la expresión subjetiva o el razonamiento, el realismo o la fantasía, son facetas de un mismo fenómeno, siempre parcialmente inexplicable, al que damos vueltas y vueltas, intentando descifrarlo, pero que se nos escapa siempre, como todas las cuestiones trascendentes de la existencia.

 

Después de un siglo en que las posibilidades de creación artística se han explorado hasta consecuencias extremas, la década de los 80 ha sido un tiempo de revisionismos. Los nuevos expresionismos, violentos, antiacadémico, irreverentes ante las normas estéticas y morales. Lo que se ha llamado trans-vanguardia, rehaciendo con una nueva mirada la pintura de los estilos históricos. Finalmente la revisión del más reciente, los movimientos neo-conceptuales y neo-minimales.

 

La pintura como disciplina ha parecido por un momento agotada, sin salidas nuevas, lo que ha decantado muchos artistas hacia la escultura que ha renovado profundamente su lenguaje y ha conseguido un protagonismo importante en los últimos años. Pero las perspectivas de un medio de expresión no se agotan nunca y ya se insinúan algunas reacciones orientadas hacia un reduccionismo geométrico, hacia una valoración del lenguaje del color y el signo, o incorporando alguno de los hallazgos de la nueva escultura, que no en vano ha salido en gran parte de las manos de pintores. Los caminos del arte no tienen un comienzo ni un final, son un intrincado complejo de vías cruzadas, un tejido creciente de comunicaciones y posibilidades.

 

La muestra de la Bienal de Amposta, precisamente porque ha conseguido su objetivo de no ser un fenómeno local, proteccionista, ni intrascendente, ilustra bien la situación compleja, en cierto modo caótica de la pintura. Positivamente caótica, porque si el hombre no se pierde, la pintura no se pierde, y siempre encontrará una salida enriquecedora. La mayoría de las tendencias que antes citaba están presentes: el expresionismo, la incorporación o el collage de objetos, la poética de los materiales, el primitivismo, la nueva geometría o el nuevo razonamiento reductivo.

 

La pintura de Carlos Guerra, ganadora de la Bienal de Amposta, se encuentra precisamente en esta última opción. El color se limita a amarillo y negro de tonalidades uniformes, las formas en figuras geométricas y una especie de señal mecánica como la que dejaría el rastro de una rueda. Mínima intervención del color, el signo y la forma en una de las piezas más atrevidas, más abocada a la búsqueda de espacios mentales y expresivos no convencionales.

 

Entre las finalistas y seleccionadas encontramos también otros caminos, el gesto espontáneo, expresivo y valiente en las telas impactantes y poéticas de Pedro Folch. El universo mágico, la fuerza del color y la imaginación en la incorporación de los objetos en el tríptico de Xavier Plana. La sensible y bien trabajada pintura de Marta Tous, inspirada en un tema clásico de paisaje pero tocada con la libertad ganada por los expresionismos. El gran montaje de Margalef, a medio camino entre la pintura de signos y la instalación, consigue una imagen sugerente donde equilibra la naturaleza que evoca y el artificio del espacio pictórico. El collage de Andreu Queixalés, una obra de buena factura y denso contenido, nos hace presente la actualidad que desde Dadá ha tenido la imagen del mass-media en las artes plásticas. Finalmente las pinturas de Pedro Falcó y Juan Goikoetxea responden a unos autores de sólida trayectoria profesional.

 

Entre las obras seleccionadas se encuentran interesantes trabajos que completan el recorrido por las diferentes propuestas actuales de la pintura. Las sobrias y bien trabajadas pinturas de Joan Casals, Marian Marin y Jordi Fernández, en la línea de la valoración de los colores, la transparencia y la textura al servicio de una imagen poética. La atrevida composición y la modernidad de Cervantes, con un tema cotidiano tratado con gran libertad.

 

Estas obras que cito de memoria, y otras que quedan injustamente olvidadas en este escrito de urgencia, las encontraréis en el presente catálogo. Ellas os hablarán de sus intenciones y valores, si os acercáis a darles conversación.

 

La selección de obras para la exposición, las menciones y el premio, siempre polémica y relativa, debe dar una mirada abierta a los caminos de la pintura actual, libre de localismos restrictivos y de anclamientos en el pasado o en lo establecido, con la confrontación positiva entre obras muy diversas, entre pintores que comienzan con atrevimiento y ambición, y otros con una trayectoria profesional consolidada. Obras, estilos, técnicas y lenguajes diversos. Esta era, supongo, una de las finalidades de la Bienal y el resultado no es en modo alguno indiferente ni irrelevante. No debe ser tampoco en la sensibilización y el estímulo a la participación cultural activa y actualizada de las gentes y los pueblos del Montsià.

 

Assumpta Rosés

Julio 1989

 

Créditos

Ajuntament d’Amposta

Museu del Montsià

Caixa de Barcelona. Obra Social

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